
Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo,van por la tenebrosa vía de los juzgados:buscan a un hombre, buscan a un pueblo, lo persiguen,lo absorben, se lo tragan.No se ve, que se escucha la pena de metal,el sollozo del hierro que atropellan y escupen:el llanto de la espada puesta sobre los juecesde cemento fangoso.Allí, bajo la cárcel, la fábrica del llanto,el telar de la lágrima que no ha de ser estéril,el casco de los odios y de las esperanzas,fabrican, tejen, hunden.Cuando están las perdices más roncas y acopladas,y el...
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