MUCHOS SOMOS
De tantos hombres que soy, que somos,
no puedo encontrar a ninguno:
se
me pierden bajo la ropa,
se fueron a otra ciudad.
Cuando
todo está preparado
para mostrarme inteligente
el tonto que
llevo escondido
se toma la palabra en mi boca.
Otras veces me
duermo en medio
de la sociedad distinguida
y cuando busco en mí
al valiente,
un cobarde que no conozco
corre a tomar con mi
esqueleto
mil deliciosas precauciones.
Cuando arde una casa
estimada
en vez del bombero que llamo
se precipita el incendiario
y ése soy yo. No tengo arreglo.
Qué debo hacer para escogerme?
Cómo
puedo rehabilitarme?
Todos los libros que leo
celebran héroes
refulgentes
siempre seguros de sí mismos:
me muero de envidia por
ellos,
en los filmes de vientos y balas
me quedo envidiando al
jinete,
me quedo admirando al caballo.
Pero cuando pido al
intrépido
me sale el viejo perezoso,
y así yo no sé quién soy,
no
sé cuántos soy o seremos.
Me gustaría tocar un timbre
y sacar
el mí verdadero
porque si yo me necesito
no debo desaparecerme.
Mientras
escribo estoy ausente
y cuando vuelvo ya he partido:
voy a ver
si a las otras gentes
les pasa lo que a mí me pasa,
si son
tantos como soy yo,
si se parecen a sí mismos
y cuando lo haya
averiguado
voy a aprender tan bien las cosas
que para explicar
mis problemas
les hablaré de geografía.
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PABLO NERUDA
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