
¡Oh riscos sobre sendas danzarinas, isla, soledad súbita, prodigio, castillo en mar, que mira, evanescentes, el navío, la nube! No te falta, ni pares nunca, el roce de los días. En tus grutas, las olas abren grietas, tu brazo hacia la tierra va mermando, tus pinos se despeinan, temerosos del aullar de las móviles honduras.
¡En pie tú y yo! Por mucho que finjamos alguna vez que somos como extraños (es habitual que aun el amor separe), ¡juntos tú y yo! Vigilas mis latidos ya desde que nací; formas, colores, me inventaste, que alientan...
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