
No era el árbol.
Pero la brisa, sí, y el ave
y la plegaria del ave;
y la doctrina del fruto
y el ritual de las mariposas
amarillas.
No era el árbol.
Pero el campanario, sí, de las corolas
y la tierra para el descenso de las flores
y la raíz de las lluvias
y el motivo de las sombras
y el brazo verde en la llovizna.
No era el árbol.
Pero la nube, sí, y el viento
y la voz, el cuerpo y el alma del viento
y los miembros para el ansia del agua
y las entrañas para el deseo del sol
y el camino de alas transparentes.
No era...
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